martes, 21 de enero de 2014
¡Ahora sí empiezo la dieta!
Escribí esto en mi muro de Facebook y a mi mamá le gustó tanto que me pidió que lo compartiera en nuestro blog, así que aquí está:
Ahora sí en enero empiezo la dieta, na'más que pase Reyes por aquello de la Rosca que va de la mano con el chocolatito caliente.
Febrero: Na'más un tamalito el día 2. Híjole, ¿cómo decirle que no a tanto chocolate que me regalaron de San Valentín? Bueno, pero en marzo le sigo a la dieta.
Marzo: Día de San Patricio y sus litros de cerveza verde, pero ya no vuelvo a tomar.
Abril: ¡Huevos de Pascua! Qué rico.
Mayo: Comilón del día de las Madres, y las suegras y las abuelas y las tías y las madrinas y en general todas las mamacitas.
Junio: Comida del día del Padre, el suegro, el abuelo, el tío y los papacitos.
Julio: ¡Vacaciones! ¿Quién se pone a dieta en vacaciones? ¡A disfrutar!
Agosto: Ahora sí me pongo a dieta con todo lo que subí en las vacaciones.
Septiembre: Mes para disfrutar de los benditos alimentos con alto contenido en vitamina T: Tacos, tamales, tlacoyos, tortas y de una vez los que no la contienen como el típico pozole con motivo de las fiestas patrias.
Octubre: ¡Dulces de Halloween! Y todo lo que tenga sabor a Pumpkin Spice.
Noviembre: Calaveritas de día de muertos, calabaza en tacha, pay de calabaza, mole de ofrenda...
Diciembre: Uff... comidas de fin de año y navidad, posadas, fiestas, etc.
Enero: ¡Ahora sí me pongo a dieta!
Y esto sin contar los numerosos cumpleaños, aniversarios, despedidas, bodas y otros acontecimientos que ocurren durante el año.
En conclusión: ¡A disfrutar comiendo rico!
Saludos, Stephie.
jueves, 16 de enero de 2014
Rosetta
Hoy fuimos a comer a éste restaurante en la colonia Roma. Éramos 5 personas. Aquí nuestros comentarios:
En la opinión de Letty:
Estábamos festejando a una amiga. Nos recomendaron éste lugar que resultó ser un fiasco empezando por el servicio que estaba fatal. Los meseros no podían explicar el contenido de cada platillo, uno decía una cosa, otro decía otra cosa... Muy caro en comparación a las porciones que servían que eran ridículas. Yo pedí de entrada una ensalada que me terminé en 3 bocados (mini) y de plato fuerte pedí un short rib que estaba pelón (sin guarnición) ya que las guarniciones las venden aparte, lo cual no te mencionan ni viene en la carta. El short rib era muy short. Le pregunté al mesero el gramaje y me dijo que eran 120 gramos de carne lo cual no llega a los estándares marcados internacionalmente. Las reglas en gastronomía dicen que el producto del plato fuerte debe de ser de 180 a 200 gramos como mínimo y se deben incluir 2 guarniciones. Una amiga pidió lechón, le dijeron que se tardaban 20 minutos y después de 1 hora con 10 minutos, le trajeron una costilla de lechón sin carne con un cuadrito de grasa. Lo regresó y se quedó sin comer. Otra persona estaba enferma del estómago y pidió una pechuga asada, le dijeron que no la trabajaban y le ofrecieron un pollo de leche al horno y que tardaba 30 minutos. Le trajeron una codorniz (¡una!) y obviamente se quedó con hambre. Cuando se reclamó, el mesero contestó que la señora había pedido media orden lo cual no era cierto. Muy desagradable experiencia. No vuelvo. No lo recomiendo. No vayan.
En la opinión de Stephie:
El restaurante está en una casa vieja y fría cuyas mesas en los pasillos dan la sensación de encierro. El servicio terrible y precios exorbitantes (¿platillos de $400 - $600?). Yo cuando voy a un restaurante no suelo pedir algo que puedo comer en casa y la verdad es que el short rib que hace mi mamá es muy bueno como para pagar más de $400 por uno cuando el kilo cuesta $80. El menú es pobre y los platillos no traen descripción. Al preguntar al mesero que con qué salsa venían las pastas y los risottos me contestó que todo se maneja solo con mantequilla y Parmesano que porque es lo más saludable. Bueno, yo decido si quiero comer saludable o no. A mí más bien me dio la impresión que a la disque chef le da flojera o de plano no sabe hacer salsas. Total que terminé pidiendo unos ravioles de castaña. Se tardaron tanto en servir que yo creo que me supieron rico más bien por el hambre que tenía. Es verdaderamente un robo esos precios para que la chef se ponga a jugar a la comidita. Obviamente no regreso y por favor ustedes no vayan a menos que quieran gastar un dineral por una comida mediocre.
En la opinión de Letty:
Estábamos festejando a una amiga. Nos recomendaron éste lugar que resultó ser un fiasco empezando por el servicio que estaba fatal. Los meseros no podían explicar el contenido de cada platillo, uno decía una cosa, otro decía otra cosa... Muy caro en comparación a las porciones que servían que eran ridículas. Yo pedí de entrada una ensalada que me terminé en 3 bocados (mini) y de plato fuerte pedí un short rib que estaba pelón (sin guarnición) ya que las guarniciones las venden aparte, lo cual no te mencionan ni viene en la carta. El short rib era muy short. Le pregunté al mesero el gramaje y me dijo que eran 120 gramos de carne lo cual no llega a los estándares marcados internacionalmente. Las reglas en gastronomía dicen que el producto del plato fuerte debe de ser de 180 a 200 gramos como mínimo y se deben incluir 2 guarniciones. Una amiga pidió lechón, le dijeron que se tardaban 20 minutos y después de 1 hora con 10 minutos, le trajeron una costilla de lechón sin carne con un cuadrito de grasa. Lo regresó y se quedó sin comer. Otra persona estaba enferma del estómago y pidió una pechuga asada, le dijeron que no la trabajaban y le ofrecieron un pollo de leche al horno y que tardaba 30 minutos. Le trajeron una codorniz (¡una!) y obviamente se quedó con hambre. Cuando se reclamó, el mesero contestó que la señora había pedido media orden lo cual no era cierto. Muy desagradable experiencia. No vuelvo. No lo recomiendo. No vayan.
En la opinión de Stephie:
El restaurante está en una casa vieja y fría cuyas mesas en los pasillos dan la sensación de encierro. El servicio terrible y precios exorbitantes (¿platillos de $400 - $600?). Yo cuando voy a un restaurante no suelo pedir algo que puedo comer en casa y la verdad es que el short rib que hace mi mamá es muy bueno como para pagar más de $400 por uno cuando el kilo cuesta $80. El menú es pobre y los platillos no traen descripción. Al preguntar al mesero que con qué salsa venían las pastas y los risottos me contestó que todo se maneja solo con mantequilla y Parmesano que porque es lo más saludable. Bueno, yo decido si quiero comer saludable o no. A mí más bien me dio la impresión que a la disque chef le da flojera o de plano no sabe hacer salsas. Total que terminé pidiendo unos ravioles de castaña. Se tardaron tanto en servir que yo creo que me supieron rico más bien por el hambre que tenía. Es verdaderamente un robo esos precios para que la chef se ponga a jugar a la comidita. Obviamente no regreso y por favor ustedes no vayan a menos que quieran gastar un dineral por una comida mediocre.
miércoles, 15 de enero de 2014
Lo que comimos hoy
Con éste clima endemoniado... era tal el frío que decidí hacer un delicioso mole de olla con sus chochoyotes, que son unas bolitas de masa de maíz, y mi hija Stephie les puso "dumplings mexicanos" ya que nunca los había hecho antes y le encantaron, dijo que parecían tamalitos. Ay, nos supo a gloria. Aquí les dejamos la foto para que se lo imaginen y pronto les regalaré mi receta.
Pues sí, hoy hizo mucho frío y a mi mamá se le ocurrió la genial idea de preparar un molito de olla con chochos... ¿o qué? Ah, chochoyotes, es que apenas descubrí su existencia, y me recordaron a las sopas de otros países que también tienen sus bolitas de masa y por eso les nombré "dumplings mexicanos", y sí, como tamalitos.
Mi mami está en contra de ponerle limón a las sopas y caldos pero yo como buena mexicana, sin limón no me sabe. Cada quién.
En fin, gracias, mami. Comí muy rico.
¿Quieren la receta? Mándenos sus comentarios.
Saludos, Letty y Stephie Gordon.
Pues sí, hoy hizo mucho frío y a mi mamá se le ocurrió la genial idea de preparar un molito de olla con chochos... ¿o qué? Ah, chochoyotes, es que apenas descubrí su existencia, y me recordaron a las sopas de otros países que también tienen sus bolitas de masa y por eso les nombré "dumplings mexicanos", y sí, como tamalitos.
Mi mami está en contra de ponerle limón a las sopas y caldos pero yo como buena mexicana, sin limón no me sabe. Cada quién.
En fin, gracias, mami. Comí muy rico.
¿Quieren la receta? Mándenos sus comentarios.
Saludos, Letty y Stephie Gordon.
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